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#33 Kent Haruf, un escritor que descubrí el 2020

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Hola, hola, ¿cómo estás? Grabo este capítulo 33 hoy jueves 10 de diciembre en la playa, sí, en la playa. Estoy con mis hermanas pasando dos días aquí antes de que nos volvamos a encerrar en Santiago. Teníamos planeado esto hace más de dos meses y ha sido un regalo para el alma. Y lo reconozco —me imagino que a muchos de ustedes les sucedió lo mismo— se me vino el ánimo abajo al enterarme de que toda la Región Metropolitana retrocedía a fase 2. Para los auditores extranjeros, que no estén familiarizados con la jerga de nuestro país, implica que las autoridades chilenas están alarmadas por el aumento de casos del Covid-19 y pusieron más restricciones, como por ejemplo, no poder salir los fines de semana.

Por eso el capítulo del podcast de hoy es tan relevante, porque hay que hacerse cariño y volver al hogar. Te quiero regalar lecturas que han sido muy significativas para mí durante este 2020, y hoy me centraré en el autor norteamericano Kent Haruf. Y, antes de que se me olvide, te cuento que  siempre encuentras la transcripción de este y otros episodios de mi podcast en mi página web www.karencodner.com

Recuento personal

Por primera vez en mi vida tuve el honor de ser lectora de una novela de un escritor profesional, Marcelo Simonetti. Nos conocimos en julio cuando conversé con él para el episodio 22 y sin querer queriendo iniciamos una relación literaria. Me atreví a pedirle que fuera uno de mis lectores de la novela que estoy escribiendo, y aceptó. En octubre nos reunimos vía Zoom y me devolvió su lectura, es decir, sus comentarios y ahí fue cuando me sorprendió al pedirme que me convirtiera en una de sus lectoras. Me pidió que leyera uno de sus manuscritos, de una novela que aún no publica, un gran desafío y honor. Nos juntamos la semana antepasada y al parecer sí le hicieron sentido mis comentarios. Ojo, en esto hay que ser súper delicada, el trabajo creativo siempre se vincula con lo emocional y con el área más íntima de uno, donde pocos pueden ingresar de buenas a primera. 

En otro tema, te cuento que viví un momento feliz, de esos que cuando estás ahí eres plenamente consciente de que es algo especial. Mi profesora de yoga, Carolina Ramírez de Yogalab, organizó la primera clase presencial del año y una de sus alumnas, súper generosa, abrió el jardín de su casa para los alumnos. Fue una experiencia muy intensa, primero porque, tras tantos meses de pantalla fue muy distinto seguir una dinámica en persona, pero sobre todo, porque me conecté con el momento, la naturaleza y compartir con otros, crear algo más grande que uno mismo. Si recibes mi boletín ahí compartí un par de fotos muy lindas, y si todavía no te has convertido en suscriptor, te invito a hacerlo

Los dos episodios de la entrevista con Alejandro Zambra han sido muy bien recibidos y los comentarios siguen presentes. Hace unos días me escribió por mensaje directo en Instagram Lectores salvajes, una librería online, felicitándome por la entrevista, la cual según su descripción, tenía un  “toque de conversación de living muy preciso”. 

Creo que uno de los momentos más plenos de estas últimas semanas fue en el último taller literario con mis chicos jóvenes. Se pusieron muy felices cuando les dije que seguiremos el otro año y dos alumnas me regalaron unas dedicatorias que simplemente me dan energía para continuar el 2021. Una de ellas le escribió a Isabel Allende para que lea mi segunda novela y Nicolás, su asistente, le dijo que estaba muy ocupada, pero que me iba a mandar una fotografía de Isabel con su firma. Así que una tarde cualquiera Dana, la escritora alumna, me trajo un sobre con la foto de la Allende y su firma, pero lo más importante fue la dedicatoria de Dana en una tarjeta. 

Portada de “Los chicos de la Nickel” de Colson Whitehead.

Te cuento también que mis hermanas me invitaron a sumarme en una sesión del taller de lectura de Claudia Gurovich, una profesora con diez años de experiencia impartiendo clases de lectura de novelas, cuentos y no ficción entre otros. Tiene el taller que se llama El placer de leer. Obvio que te dejo el link en la transcripción en mi página web, tiene diez años de experiencia haciendo clases, obvio que el 2020 ha hecho todo por Zoom y en la sesión conversamos sobre “Los chicos de la Nickel”, de Colson Whitehead, Premio Pulitzer.

Creo que ya he contado harto de mí y ahora es el momento para hablar del autor norteamericano Kent Haruf. Solo alcanzó a escribir seis novelas, fue ganador de varios premios y murió el 2014 cuando apenas alcanzó a finalizar el libro “Nosotros en la noche”. Su prosa es sencilla, sus personajes están muy bien delineados, es la literatura que obliga a meditar en los aspectos más complejos de la existencia y a la vez, los más comunes entre los seres humanos. Escribió la “Trilogía de la Llanura” que está  compuesta por los libros “La canción de la llanura”, “Al final de la tarde” y “Bendición”, tres historias ambientadas en el mítico e imaginario pueblo de Holt. Y la buena noticia, es que se pueden leer independientemente.

Ojo, hoy haré un experimento, porque por primera vez te voy a compartir lo que escribí en mi bitácora de lectura, es decir, voy a leer la transcripción de mi cuaderno. Y si quieres las fotos ¡en mi boletín están! En mis anotaciones te contaré sobre los cuatro libros de Haruf  que leí y por qué fue mi autor revelación del 2020. Si quieres un análisis más profundo visita el blog de Juan Herranz, obvio, los links estarán en mi transcripción. Comienzo con:

Nosotros en la noche:

El año pasado lo recomendó Paloma en su Instagram y no olvidé ese dato. Lo desconocía por completo y lo leí en febrero. Esta novela es la última que el autor escribió. Murió de cáncer a los setenta y un años. La soledad, la vejez, la dictadura de los hijos, una nueva oportunidad, el amor maduro. En el episodio 14 del podcast Celular ya había abordado sobre esta novela. Veamos de qué se trata. Addie le ofrece a Louis —viudo como ella— un trato: dormir juntos para acompañarse y evitar la soledad nocturna en la que Addie ya no tolera vivir.

Son cuarenta y tres capítulos cortos, prosa limpia, acción, sin grandes terremotos. La historia transcurre como un lago, sin grandes sobresaltos. Hay algo muy interesante es que los diálogos no se señalan con un guión, como dicta la norma ortográfica. Se lee como un canto de la mente y de la soledad. Son diálogos nocturnos que van abriéndose en la luz del día.

El título se refiere a dos aspectos en la pareja. La noche como sustantivo literal pero también la noche como adjetivo, la noche de la vida, en la vejez y oscuridad. La pareja también refleja que se puede volver a amar, disfrutar a los setenta años, pero sin embargo las culpas del pasado no se diluyen, siguen ahí, levitando. Haruf escribe como los grandes escritores, es una pena que su corpus sea tan pequeño. Otro aspecto llamativo, por lo menos para mi, es el uso de la “y”, la conjunción en que se da mucha fuerza. Sería interesante explorar qué quería comunicar con ello el autor. Existe la película que la disfruté casi tanto como el libro, te la recomiendo mucho (pero por favor, lee primero la novela).

Portada de “La canción de la llanura” de Kent Haruf.
Portada de “La canción de la llanura” de Kent Haruf.

Ahora sigo con “La canción de la llanura”, que fue el libro número veinticuatro que leí en el 2020 y el segundo de Haruf. Lo comencé a fines de mayo y en menos de diez días lo terminé. Si bien no me impactó tanto como el anterior, sí disfruté la lectura. Este es el primero de una trilogía. ¿Por qué ocupa tanto la conjunción “y”?  Está dividido en capítulos con el nombre del protagonista y está ambientado, como suele hacerlo Haruf,  en el pueblo ficticio de Hold, Colorado. Esta es la historia de crecer, de salir de la zona de confort. Una joven embarazada, unos hermanos que la acogen cuando la mamá la echa de la casa. Estos hermanos casi están entrando en la tercera edad y han vivido a cargo de un rancho y son muy solitarios. La gran pregunta de esta novela es: ¿qué es la familia? ¿Se puede ser familia independiente del vínculo sanguíneo y de carecer del pasado en común?

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“Al final de la tarde” (ojo acá hay spoilers): lo leí a continuación del otro y disfruté tanto la lectura que me desvelé al finalizarlo. La trama me cautivó más que el anterior y sobre todo con la falta de compasión hacia los personajes con que Haruf delinea los personajes infantiles. Nuevamente Haruf se centra en la familia, pero con mayor énfasis en la infancia y en la desprotección de los niños frente a padres discapacitados. Es la fragilidad tanto de la niñez como de los ancianos. Entre estos dos polos se mueve Kent Haruf, siempre conectado a la naturaleza y el campo como una brújula, expone la soledad y la relevancia de estar acompañado en los hitos de la vida. Momentos estelares: Muerte de un hermano Mc Pheron, violencia hacia los niños, Betty y Luther, padres que son incapaces de cuidar a sus hijos. Grandes personajes: Raymond (¡espectacular! Un hombre complejo que no necesita hablar mucho para decirnos tanto), Rose, la asistente social y el abuelo anciano.  Eso sí, si pudiera hablar con Kent Haruf hoy, me sobraron las explicaciones sobre el libre albedrío.

Portada de “Bendición” de Kent Haruf.
Portada de “Bendición” de Kent Haruf.

Vamos al próximo libro, “Bendición, bendición”: Aquí, y la tercera de la trilogía. La leí en julio en nueve días. Lento, es un camino de sensaciones. La historia es sencilla. Es el relato de la muerte de Papa Lewis en la que se recorre la vida de su familia y cercanos. De nuevo marcado por el estilo de Haruf, conjunción y diálogos no delimitados que se confunden con los pensamientos, casi la corriente de conciencia. Temas que se abordan: infancia, matrimonio, la llanura en la naturaleza, la muerte y la enfermad, la familia, la homosexualidad. El autor tiene un don para perfilar a los personajes sin decir mucho. Me gusta saber que es un escritor positivo, en el sentido que ve el bien en la humanidad y si bien desarrolla la maldad en la trama, siempre prevalece la bondad. En una parte Haruf reflexionó sobre lo que es ser una persona buena, creo que fue en la escena de Mary y del bencinero lo demuestra o el mismo Papa Lewis cuando ayuda a Tania, la viuda. Un tema que cruza la novela: ¿es mejor a amar o no? “Yo diría que es mejor haber amado” (página 200) y “La gente crea infelicidad” (201).

Cerremos este capítulo tan especial.
Uf, de verdad este ha sido un buen ejercicio, volver a leer lo que escribí en mi bitácora igual se siente extraño, es como abrir un pedazo de la intimidad. Estoy preparando el último capítulo del 2020 que será el 28 de diciembre. Me voy a centrar en una profunda reflexión de cómo ha sido este año y de los desafíos que se vienen.

Acuérdate que la mejor forma de apoyarme es compartiendo este podcast.

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